Salmos día Viernes

Salmo 26

Lamentación y súplica individual que expresa, confiadamente, el inocente en la oración.

La seguridad de una vida limpia:

Señor, hazme justicia,

pues mi vida no tiene tacha.

En ti, Señor confío firmemente;

examiname, ¡ponme a prueba!,

¡pon aprueba mis pensamientos y

mis sentimientos más profundos!

Yo tengo presente tu amor

y te he sido fiel;

jamás conviví con los mentirosos

ni me junté con los hipócritas.

Odio las reuniones de los

malvados; ¡jamás conviví

con los perversos!



Lavadas ya mis manos y limpias

de pecado, quiero, Señor,

acercarme a tu altar, y

entonar cantos de alabanza,

y proclamar tus maravillas.



Yo amo, Señor, el templo

donde vives, el lugar

donde reside tu gloria.

No me quites la vida junto con

los pecadores; no me hagas

correr la suerte de los asesinos,

de esos que tienen las manos

llenas de maldad y soborno.



Pero mi vida es intachable;

¡Sálvame, ten compasión de mí!

Mis pies están en terreno firme;

¡bendeciré al Señor en presencia

de su pueblo!

Salmo 57

Da una orientación semejante a la que daban los profetas, acerca de las necesidades que tenían los pecadores.

Oración en que se pide

ayuda Divina:

Ten compasión de mí,

Dios mío ten compasión de mí,

pues en ti busco protección.

Quiero protegerme debajo de

tus alas hasta que el

peligro haya pasado.

Voy a clamar al Dios altísimo,

al Dios que en todo me ayuda.

El enviará desde el cielo

su amor y su verdad, y me

salvará de quienes con rabia

me persiguen.



Tendido estoy por el suelo,

entre leones que se comen a la

gente; sus dientes son como

lanzas y flechas, su lengua

es una espada afilada.



Dios mío, tú estás por encima

del cielo. ¡Tu gloria llena

toda la tierra.



Mis enemigos me pusieron una

trampa para doblegar mi ánimo;

hicieron un hoyo a mi paso,

pero ellos mismos calleron en él.



Mi corazón está dispuesto,

Dios mío, mi corazón está

dispuesto a cantarte himnos.

Despierta alma mía;

despierten, arpa y salterio;

¡Despertaré al nuevo día!

Te alabaré con himnos, Señor,

en medio de pueblos y naciones.

Pues tu amor es grande

hasta los cielos;

tu lealtad alcanza al cielo azul.



Dios mío, tú estas por encima

del cielo. ¡Tu gloria

llena toda la tierra!