Salmos de protección

Salmo 23

El Señor es mi pastor:

El Señor es mi pastor;

nada me falta.

En verdes praderas me hace

descansar, a las aguas

tranquilas me conduce,

me da nuevas fuerzas

y me lleva por caminos rectos,

haciendo honor a su nombre.



Aunque pase por el más oscuro

de los valles, no temeré

peligro alguno, porque tú,

Señor, estás conmigo;

tu vara y tu bastón me

inspiran confianza.



Me has preparado un banquete

ante los ojos de mis enemigos;

has vertido perfume en mi

cabeza, y has llenado

mi copa a rebosar.

Tu bondad y tu amor

me acompañan a lo largo de

mis días, y en tu casa,

oh Señor, por siempre viviré.

Salmo 91

El Señor es nuestro refugio:

El que vive bajo la sombra

protectora del Altísimo y

Todopoderoso, dice al Señor:

Tú eres mi refugio, mi castillo,

¡ mi Dios, en quien confío !



Sólo él puede librarte de trampas

ocultas y plagas mortales, pues te

cubrirá con sus alas, y bajo ellas

estarás seguro.

¡Su fidelidad te protegerá

como un escudo! No tengas

miedo a los peligros nocturnos,

ni a las flechas lanzadas de día,

ni a las plagas que llegan a la

oscuridad, ni a las que destruyen

a pleno sol; pues mil caerán

muertos a tu izquierda y

diez mil a tu derecha,

pero a ti nada te pasará.

Solamente lo habrás de

presenciar: verás a los

malvados recibir su merecido.



Ya que has hecho del Señor

tu refugio, del Altísimo tu

lugar de protección,

no te sobrevendrá ningún mal

ni la enfermedad llegará

a tu casa; pues él mandará

que sus ángeles te cuiden

por dondequiera que vayas.

Te levantarán con sus manos

para que no tropieces

con piedra alguna.

Podrás andar entre leones,

entre monstruos y serpientes.



Yo lo pondré a salvo

fuera del alcance de todos,

porque él me ama y me conoce.

Cuando me llame, le contestaré;

¡yo mismo estaré con él!

Lo libraré de la angustia

y lo colmaré de honores,

lo haré disfrutar de una larga vida:

¡lo haré gozar de mi salvación!