Salmos día Jueves

Salmo 32

Se trata de la acción de gracias de un pecador perdonado.

Confesión y perdón:

Feliz el hombre a quien sus culpas

y pecados le han sido perdonados

por completo.

Feliz el hombre que no es mal

intencionado y aquien el Señor

no acusa de falta alguna.



Mientras no confesé mi pecado,

mi cuerpo iba decayendo

por mi gemor de todo el día,

pues de día y de noche

tu mano pesaba sobre mí.

Como flor marchita por el

calor del verano, así me

sentía decaer.



Pero te confesé sin reservas

mi pecado y mi maldad;

decidí confesarte mis pecados,

y tú, Señor, los perdonaste.



Por eso, en momentos de

angustia los fieles te

invocarán, y aunque

las aguas caudalosas

se desborden, no llegaran hasta

ellos.

Tú eres mi refugio:

me proteges del peligro,

me rodeas de gritos de liberación.

El Señor dice:

Mis ojos están puestos en ti.

Yo te daré instrucciones,

te daré consejos, te enseñaré

el camino que debes seguir.

No seas como el mulo o el

caballo, que no pueden entender

y hay que detener su brío

con el freno y con la rienda,

pues de otra manera no se

acercan a ti.



Los malvados tendrán

muchos dolores,

pero el amor del Señor envuelve

a los que en él confían.

Alégrense en el Señor,

hombres buenos y honrados;

¡Alégrense y griten de alegría!

Salmo 111

Canta las promesas de Dios a su Rey ungido. Qué grandes son las obras del Señor. Es el Salmo como una nueva eucaristía vespertina que nos recuerda que el Señor ha hecho maravillas memorables para con nosotros.

Alabanza de los actos de Dios:

¡Aleluya!

Alabaré al Señor de todo corazón

en la reunión de

los hombres honrados

en la comunidad entera.

Las obras del Señor son grandes,

y quienes las aman, las estudian.

Su obra es bella y esplendorosa,

y su justicia permanece para

siempre. Ha hecho

inolvidables sus maravillas.



El Señor es tierno y compasivo;

da alimentos a los que lo honran,

¡Se acuerda siempre de su alianza!

Mostró a su pueblo

el poder de sus obras

dándole lo que era posesión

de los paganos.

Lo que él hace es justo

y verdadero; se puede confiar

en sus mandamientos, pues son

firmes hasta la eternidad

y están hechos con

verdad y rectitud.

Dio libertad a su pueblo

y afirmó su alianza para siempre.

Dios es Santo y terrible.



La mayor sabiduría consiste en

honrar al Señor; los que lo

honran tienen buen juicio.

¡Dios será siempre alabado!