Se trata de la acción de gracias de un pecador perdonado.
Confesión y perdón:
Feliz el hombre a quien sus culpas
y pecados le han sido perdonados
por completo.
Feliz el hombre que no es mal
intencionado y aquien el Señor
no acusa de falta alguna.
Mientras no confesé mi pecado,
mi cuerpo iba decayendo
por mi gemor de todo el día,
pues de día y de noche
tu mano pesaba sobre mí.
Como flor marchita por el
calor del verano, así me
sentía decaer.
Pero te confesé sin reservas
mi pecado y mi maldad;
decidí confesarte mis pecados,
y tú, Señor, los perdonaste.
Por eso, en momentos de
angustia los fieles te
invocarán, y aunque
las aguas caudalosas
se desborden, no llegaran hasta
ellos.
Tú eres mi refugio:
me proteges del peligro,
me rodeas de gritos de liberación.
El Señor dice:
Mis ojos están puestos en ti.
Yo te daré instrucciones,
te daré consejos, te enseñaré
el camino que debes seguir.
No seas como el mulo o el
caballo, que no pueden entender
y hay que detener su brío
con el freno y con la rienda,
pues de otra manera no se
acercan a ti.
Los malvados tendrán
muchos dolores,
pero el amor del Señor envuelve
a los que en él confían.
Alégrense en el Señor,
hombres buenos y honrados;
¡Alégrense y griten de alegría!
Canta las promesas de Dios a su Rey ungido. Qué grandes son las obras del Señor. Es el Salmo como una nueva eucaristía vespertina que nos recuerda que el Señor ha hecho maravillas memorables para con nosotros.
Alabanza de los actos de Dios:
¡Aleluya!
Alabaré al Señor de todo corazón
en la reunión de
los hombres honrados
en la comunidad entera.
Las obras del Señor son grandes,
y quienes las aman, las estudian.
Su obra es bella y esplendorosa,
y su justicia permanece para
siempre. Ha hecho
inolvidables sus maravillas.
El Señor es tierno y compasivo;
da alimentos a los que lo honran,
¡Se acuerda siempre de su alianza!
Mostró a su pueblo
el poder de sus obras
dándole lo que era posesión
de los paganos.
Lo que él hace es justo
y verdadero; se puede confiar
en sus mandamientos, pues son
firmes hasta la eternidad
y están hechos con
verdad y rectitud.
Dio libertad a su pueblo
y afirmó su alianza para siempre.
Dios es Santo y terrible.
La mayor sabiduría consiste en
honrar al Señor; los que lo
honran tienen buen juicio.
¡Dios será siempre alabado!