Señor, el rey está alegre porque
le has dado fuerzas; ¡está muy
alegre porque le has dado la
victoria! Has cumplido sus
deseos; no le has negado sus
peticiones. Lo recibiste con
grandes bendiciones y le
pusiste una corona de oro.
Te pidió vida y te la diste:
vida larga y duradera.
Gracias a tu ayuda, es grande
su poder; le has dado honor y
dignidad. Lo has bendecido
para siempre, con tu presencia
lo llenas de alegría.
Tú, oh rey, jamás caerás, pues
confías en el Señor; ¡confías
en el amor del Altísimo!
Tu poder alcanzará a todos tus
enemigos; tu derecha alcanzará
a los que te odian, los pondrás
en un horno encendido cuando
aparezcas para juzgar.
El Señor, en su furor, los
consumirá con un fuego
destructor. Borrarás del mundo
y de entre los hombres a sus
hijos y descendientes. Aunque
quieran hacerte daño y hagan
planes contra ti, no se
saldrán con la suya, pues tú
pondrás en fuga; con tu
arco apuntarás contra ellos.
¡Levántate con tu poder Señor!
¡Celebraremos con himnos tus
victorias!