Salmo 26

La seguridad de una vida limpia

Señor, hazme justicia,

pues mi vida no tiene tacha.

En ti, Señor confío firmemente;

examiname, ¡ponme a prueba!,

¡pon aprueba mis

pensamientos

y mis sentimientos más

profundos!

Yo tengo presente tu amor

y te he sido fiel;

jamás conviví con los

mentirosos

ni me junté con los hipócritas.

Odio las reuniones de los

malvados; ¡jamás conviví

con los perversos!


Lavadas ya mis manos y limpias

de pecado, quiero, Señor,

acercarme a tu altar, y

entonar cantos de alabanza,

y proclamar tus maravillas.


Yo amo, Señor, el templo

donde vives, el lugar

donde reside tu gloria.

No me quites la vida junto con

los pecadores; no me hagas

correr la suerte de los asesinos,

de esos que tienen las manos

llenas de maldad y soborno.


Pero mi vida es intachable;

¡Sálvame, ten compasión de mí!

Mis pies están en terreno firme;

¡bendeciré al Señor en

presencia de su pueblo!