Salmo 1

Felicidad verdadera

Feliz el hombre

que no sigue el consejo de los

malvados, ni va por el camino

de los pecadores,

ni hace causa común

con los que se burlan de Dios,

sino que pone su amor en la

ley del Señor y en ella medita

de noche y día.

Ese hombre es como un árbol

plantado a la orilla de un río,

queda su fruto a su tiempo

y jamás se marchitan sus hojas.

¡Todo lo que hace le sale bien!


Con los malvados no pasa

lo mismo, pues son

como paja que se lleva

el viento. Por eso los malvados

caerán bajo el juicio de Dios

y no tendrán parte en la

comunidad de los justos.

El Señor cuida el

camino de los justos, pero el

camino de los malos lleva al

desastre.