Del maestro de coro, con
la citara de Gat.
Salmo de David.
Señor, soberano nuestro,
¡tu nombre domina en toda la
tierra!, ¡tu gloria se extiende
más allá del cielo!
Con la alabanza de los
pequeños, de los niñitos
de pecho, has construido una
fortaleza por causa de tus
enemigos, para acabar con
rebeldes y adversarios.
Cuando veo el cielo que tú
mismo hiciste, y la luna
y las estrellas que
pusiste en él, pienso:
¿Qué es el hombre?
¿Que es el ser humano?
¿Por qué los recuerdas y
te preocupas por él?
Pues lo hiciste casi como
un dios, lo rodeaste de
honor y dignidad, le diste
autoridad sobre tus obras,
lo pusiste por encima de
todo: sobre las ovejas y
los bueyes, sobre los
animales salvajes, sobre las
aves que vuelan por el cielo,
sobre los peces que viven en
el mar, ¡sobre todo lo que hay
en el mar! Señor, soberano
nuestro, ¡tu nombre domina
en toda la tierra!