Salmo 86

Sólo tú eres Dios

Señor, dígnate escucharme, porque estoy muy triste y pobre; protégeme, pues te soy fiel. Tú eres mi Dios; ¡Salva a este siervo tuyo que en ti confía!


Señor, ten compasión de mí, Que a ti clamo a todas horas. Señor, alegra el ánimo de este siervo tuyo, pues a ti dirijo mi oración. Por qué tú, o Señor, eres bueno y perdonas; eres todo amor con los que te invocan.


Señor, escucha mi oración, ¡atiende mi plegaria! En mi angustia clamo a ti, porque tú me respondes. ¡No hay Dios comparable a ti, Señor! ¡No hay nada que iguale a tus obras!


Oh Señor, tú has formado a todas las naciones, y ellas vendrán a ti para adorarte y para glorificar tu nombre. Porque solo tú eres Dios; ¡tú eres grande y haces maravillas!


Oh Señor, enséñame tu camino, para que yo lo siga fielmente. Haz que mi corazón honre tu nombre. Mi Señor y Dios, te alabaré con todo el corazón y glorificaré siempre tu nombre. ¡Inmenso es tu amor por mí! ¡Me has librado de caer en el sepulcro!


Oh Dios, una banda de insolentes y violentos, que no que tienen presente, Se han puesto en contra mía y quieren matarme. Pero tú, eres Dios tierno y compasivo, paciente, todo amor y verdad. Mírame, ¡ten compasión de mí! ¡Salva a este siervo tuyo! ¡Dale tu fuerza! Dame una clara prueba de tu bondad, y que al verla se avergüencen los que me odian. ¡Tú, Señor me das ayuda y consuelo!