Señor, tú has sido muy bueno con este país tuyo; has cambiado la suerte de Jacob; has perdonado la maldad de tu pueblo y todos sus pecados; has calmado por completo tu enojo y tu furor.
Dios y Salvador nuestro, ¡sálvanos también ahora y no sigas enojado con nosotros! ¿Acaso vas a prolongar por siempre tu enojo contra nosotros? ¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se alegre por ti? Oh Señor, ¡muéstranos tu amor, y sálvanos!
Escucharé lo que el Señor va a decir; pues va a hablar de paz a su pueblo, a los que le son fieles, para que no vuelvan a hacer locuras. En verdad, Dios está muy cerca, para salvar a los que le honran; su gloria vivirá en nuestra tierra.
El amor y la verdad se darán cita, la paz y la justicia se besarán, la verdad brotará de la tierra y la justicia mirará desde el cielo. El Señor mismo traerá la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia irá delante de él, y le preparará el camino.