Sálvanos, Señor, pues ya no.
hay creyentes fieles; ya no
hay hombres sinceros. Uno a
otros se mienten; hablan con
hipocresía y doble sentido.
Arranca, Señor de raíz
a los hipócritas y
fanfarrones, a los que dicen:
Con tener boca nos basta;
nuestra lengua nos defiende.
¿Quién se atreve a darnos
ordenes?
Esto ha dicho el Señor:
A los pobres y débiles se les
oprime y se les hace sufrir.
Por eso ahora voy a levantarme
y les daré la ayuda
que tanto anhelan.
Las promesas del Señor son
puras; ¡son como la plata más
pura, refinada en el horno
siete veces! Tú Señor nos
cuidarás; ¡siempre nos
protegerás de tales gentes!
Los malvados rondan por todos
lados y todo el mundo alaba
la maldad.