Dios es nuestro refugio y
nuestra fuerza; nuestra ayuda
en momentos de angustia. Por
eso no tendremos miedo,
aunque se deshaga la tierra,
aunque se hundan los montes
en el fondo del mar, aunque
ruja el mar y se agiten sus
olas, aunque tiemblen los
montes a causa de su furia.
Un río alegra con sus brazos
la ciudad de Dios, la más santa
de las ciudades del Altísimo
Dios está en medio de ella, y
la sostendrá; Dios la ayudará
al comenzar el día. Las naciones
rugen, los reinos tiemblan, la
tierra se deshace cuando él
deja ori su voz.
¡El Señor Todopoderoso esta
con nosotros! ¡El Dios de Jacob
es nuestro refugio!
Vengan a ver las cosas
sorprendentes que el Señor ha
hecho en la tierra: ha puesto
fin a las guerras hasta el
último rincón del mundo; ha
roto los arcos, ha hecho
pedazos las lanzas, ¡ha prendido
fuego a los carros de guerra!
¡Ríndanse! ¡Reconozcan que
yo soy Dios! ¡Yo estoy por
encima de las naciones! ¡Yo
estoy por encima de toda la
tierra! ¡El Señor Todopoderoso
está con nosotros! ¡El Dios de
Jacob es nuestro refugio!