Salmo 48

Grandeza de Sión, ciudad de Dios

¡El Señor es grande!

¡Nuestro Dios es digno de

alabanza en su ciudad y en

su santo monte!


¡Que hermosa altura la del

monte Sión, allá, en el

extremo norte! ¡Es la

alegría de toda la tierra!

¡Es la ciudad del gran Rey!


Dios está en los palacios de

Jerusalén; Dios se ha dado a

conocer como un refugio

seguro. Pues los reyes se

reunieron y juntos avanzaron

contra ella; pero al ver la

ciudad se sorprendieron, se

inquietaron y huyeron.

El miedo se adueñó de ellos:

se retorcían de dolor, como

mujer de parto; como el

viento del este, que destroza

los barcos de Tarsis.

En la ciudad de nuestro Dios,

el Señor todopoderoso, hemos

visto con nuestros ojos lo

mismo que nos habian

contado: ¡Dios afirmará para

siempre a Jerusalén


Oh Dios, en medio de tu

templo pensamos en tu gran

amor. Oh Dios, por toda la

tierra eres alabado como

corresponde a tu nombre. Con

tu poder haces plena justicia.


¡Que se alegre el monte Sión!

¡Que salten de alegría las

ciudades de Judá por tus

justas decisiones!


Caminen alrededor de Sión

y cuenten las torres que

tiene; fíjense en su muralla

y en sus palacios, para que

puedan contar a las

generaciones futuras que

así es nuestro Dios por

toda la eternidad. ¡Él es

nuestro guía eternamente!