Señor, no es orgulloso
mi corazón,
ni son altaneros mis ojos,
ni voy tras cosas grandes
y extraordinarias que están
fuera de mi alcance.
Al contrario, estoy callado y
tranquilo, como un niño recién
amamantado que esta
en brazos de su madre.
¡Soy como un niño
recién amamantado!
Israel, espera en el Señor
ahora y siempre.