Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar. Nuestra boca se llenó de risas, nuestra lengua de cantos de alegría. Entonces se decía entre las naciones: "El Señor ha estado grande con ellos". El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Cambia, Señor, nuestra suerte como los torrentes del Negueb. Los que siembran entre lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas.