Quiero alabar el amor y la justicia; quiero, Señor, Cantarte himnos; quiero vivir con rectitud. ¿Cuándo vendrás a mí?
Será intachable mi conducta aún en mi propio Palacio; no pondré jamás la mira en propósitos perversos.
Odio a quienes son desleales a Dios; jamás permitiré que se me acerquen. Alejaré de mí, los pensamientos perversos: no quiero hacer nada malo. Haré callar a aquellos que a escondidas hablan mal de su vecino; ¡no soporto al altanero y arrogante!
Pondré mis ojos en los hombres leales, para que vivan junto a mí; solo estará a mi servicio el que lleve una vida recta. Para el tramposo no habrá lugar en mi Palacio; ningún mentiroso podrá estar en mi presencia. Día tras día reduciré al silencio a todos los malvados del país; arrojaré de la ciudad del Señor. A todos los malhechores.